Habitación de: Paz Gauthier y Lilah Baudelaire

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Su maleta Louis Vuitton en mano, y otro bolso parecido colgando de su antebrazo. Nadie puede negar que es una fanática de ese diseñador.
Abre la puerta como puede, entra a la habitación cerrando la puerta detrás de ella con el pié, sutil. Sonrie al ver que tendrá compañera. Tal y como las películas!

Deja las cosas a un lado para acomodarlas después. Está más que felíz porque sabe que su compañera es Lilah, enorme coincidencia. O enorme insistencia por su parte.

Como es mas que normal en ella, se aproxima por el pasillo que lleva a su habitación arrastrando los pies con algo de desgano. Tenía sentimientos encontrados en ella. Por un lado, deseaba volver a la academia, cuánto lo deseaba. Pero por otro, sabía que de un momento a otro tendría que volver a mudarse, y eso la fastidiaba, por demás.

Pelea para abrir la puerta del dormitorio cuando llega a éste, cargando con cuatro enormes maletas. Su placard entero y más estaba siendo trasladado por ellla en ese preciso momento.

Distraída, demasiado tiempo en su mundo segun Mischa. Vuelve en sí cuando escucha que forcejean para abrir la puerta. Lilah seguramente o alguien más que no sabe decir quien es.

Se levanta de la cama de la derecha que escogió para ella, no le gusta al lado de la ventana, por simples historias.. Se acerca a la puerta, abriendola con tranquilidad, simple. Sonrie niña al verla.

-Paz -musita al verla, con tono cansino pero con una sonrisa en sus labios. Agradece en silencio que ella haya abierto la puerta, sino no hubiese sabido como hacerlo. Se limita a quedarse en el umbral, echando una ojeada por sobre el hombro de ella, inspeccionando la habitación que le ha tocado ese año.

- Liiiiilah - La saluda con ese tono tan aniñado de siempre, manteniendo esa sonrisa. No la abraza aún porque lleva las maletas y eso, pero en cuanto esté libre, pobre de ella. - Pasa, pasa - Abre la puerta totalmente, haciendole lugar para que pase sin problemas, más que cálida.

Sonríe de lado al escuchar su emoción. Se hace paso, arrastrando sus maletas con ella. Va hacia la cama que da contra la ventana, suponiendo que Paz ya había reclamado como propia a la otra. Deja su equipaje allí, después se tomaría el trabajo de arreglar todo. Voltea hacia ella, sin borrar aquella sonrisa.

-¿Cómo has estado? -pregunta, mirandola.

- Liiiiilah - Vuelve a saludarla ahora abrazandola posesiva, como acostumbra hacer con todos. Demasiado confianzuda, siempre se lo repiten. Ella les responde que es amiga de todos. Tan feliz de la vida, a muchos les gustaría estar como ella, sin preocuparse por nada.

Ríe suavemente, entre dientes, abrazándola también. Ella no solía ser demasiado demostrativa con sus propios sentimientos, pero a veces lograba sacarlo a flote.

-Paaaaaaz -la imita, casi gritando su nombre.

- ¿Cómo estáas? - Pregunta distraida a la pregunta anterior de ella, descolgada muy. Se separa antes de asfixiarla, ayudandola con las maletas, servicial.

-Bastante bien, por ahora -responde, yendo hacia sus maletas nuevamente. -¿Tú? -repite, serena.

- Geenial, como siempre - Se encoge de hombros leve, sentandose nuevamente en su cama, balanceando despacio sus pies.

Se deja caer en el borde de la cama, frente al equipaje, mirando fijamente a Paz con el puente de la nariz ligeramente fruncido.

-Me alegro por ti -murmura, analizándola tan sólo con la vista.

- Adivina con quién me encontré - Murmura con ese juego de siempre. A ella es a la única que le cuenta todo, y la única que sabe acerca de el.

Se mordisquea el labio al escucharla, guardando silencio mientras se exprime el cerebro pensando quién pudo haberse cruzado en su camino en la academia.

-¿Alguien que conozco mucho? -tantea, desordenándose el cabello ligeramente.

- Ahm... algo aasí - Murmura haciendo alguna que otra mueca involuntaria al hablar, tratando de explicarse mejor para que adivine rápido.

Frunce los labios, mientras una chispa se enciende en su mente. Rápidamente podía entender quien podía hacer a Paz estar de ese humor.

-Eternalfire, ¿verdad? -es simple y directa al hablar, como siempre suele serlo.

Su sonrisa se disminuye solo un poco pero permanece, voluntaria o involuntariamente, siempre está ahí. Asiente con su cabeza un par de veces despacio mordiendose el labio inferior, leve.

-¿Cuándo lo encontraste? -pregunta, sin poder esconder ni una pizca de la curiosidad que comienza a surgir en ella.

- Hace uno o dos días, en el jardín - Murmura comenzando a contarle, siempre le gusta dar detalles. - Estaba pintando, y el estropeó mi pintura cuando se tropezó - Tranquila.

Se muerde la lengua, evitando hacer algún comentario sobre él. No quería molestar o herir a su amiga al respecto. Hace una seña, invitándola a seguir contando.

-Después de levantarme y decirle unas cosas por su tropezón, lo reconocí. -Continúa contando. Se nota lo inocente que es. -Ya sabes, lo abracé y comenzó la conversación de siempre. Cómo estás y esas cosas. -Quiere ser lo más concreta posible porque no puede guardarse nada con ella.

-Una conversación de lo maaás interesante -comenta, riendo entre dientes. Pero decide volver a quedarse en silencio, necesitaba saber que más había pasado ese día que lo había reencontrado.

Apenas dibuja una sonrisa con respecto a eso, sin poder ensancharla por su proximo comentario. - Hasta que me pregunto lo que pasó esa noche - Se calla después de eso, tranquila.

-¿Esa noche? -repite, enarcando una ceja. Sabía perfectamente a qué se refería, y no le agradaba para nada. Recuerda que había estado más que sorprendida cuando ella se lo había contado. -¿Y qué le dijiste? -pregunta, ahora más curiosa que antes.