Habitación de Rex Von Toussle y Bram Baudelaire

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Llega, aún cargando con sus maletas, acompañado de Soph. Abre la puerta, dejándola pasar a ella primero, todo un caballero.

Entré a la habitación, sonrió a Bram. Y luego, pongo mis brazos en jarras.

- Debería haberte ayudado... - dije mientras le cogía una maleta, y le ayudaba a ponerla en el suelo. Me retiré el pelo de la cara, resoplando. Me quedé en la puerta, observando la estancia.

-Claro que no -la contradice, arrastrando sus maletas hacia el interior, cerca de una de las camas. -No te quedes ahí, pasa a conocer mi mansión -bromea, sonriéndole de lado.

Reí y me acerqué a una de las camas. Cuando ya estaba sentada miré a Bram.

- ¿Me vas a hacer un tour por tu mansión? - pregunté divertida, niña.

-Oh sí, por que es taaan grande, que necesita in tour especializado -comenta, riendo divertido. Va hacia ella, tomando asiento a su lado.

- Es bonita en realidad... - dije - Solo hay que acostubrarse a su belleza... - dije riendo, y le miré - A la mía le pasaba lo mismo... - volví a reír.

Se encoge de hombros. -Sí tu lo dices.. -comenta, mirando todo con desgano. -Luego tendrás que enseñarme la tuya -agrega, crio.

- Claro, no lo dudes... es mitad estilo Soph, mitad estilo Kim Jones... - reí - En serío, la tuya me gusta... - le sonreí.

Ríe a lo que ella le dice, asintiendo. -Si tu dices que es bonita, te creo.

- Claro que me crees, lo digo yo... - dije presumida, dandole un codacito amistoso. Reí. - Cuéntame cosas... - pedí niña.

-Ahm, ¿qué quieres que te cuente? -pregunta, pasando un brazo por sus hombros, atrayéndola hacia él. -Tu pregunta y yo respondo.

Apoyé mi cabeza en su hombro, cría.

- Que tal... - empezé - ¿Lo que has estado haciendo antes de aparecer aquí? - pregunté sonriendo.

-No he estado haciendo mucho.. -le cuenta, paseando distraído una mano por su cabello. -He estado jugando en ligas inferiores de basquet.

- Bien... ya somos dos... - dije sonriendo de lado - Yo solo actué en obras del teatro... no me sentía viva para cortos de cine si quiera... -expliqué.

-¿Por qué no? -pregunta con el ceño fruncido.

- No tenía tiempo, ganas, dedicación... - dije - simplemente desconecté del mundo. Estaba demasiado metida en mis cosas...

-¿Y a qué venía eso? -sigue con su interrogatorio, ansioso por saber.

- Pues eso, que no sabía empezar... - dije ya algo nerviosa, trabada - Estuve estudiando más, hasta que supe hacerlo... - sonreí - Pero era aburrida, creo... no lo recuerdo... - dije mintiendo pensativa.

Me quedé quieta, aún con mi cabeza en el hombro de Bram. No es que se me diera mal mentir, pero en este caso era pésima. Siempre lo habia sido. Me giré y lo miré calmada, actuándo.

-Sabes que no caigo en esa, Soph -murmura, con toda la tranquilidad del mundo en él. -Pero te lo dejaré pasar por esta vez. Supongo que no tienes deseos de decirmelo.

Me mordí el labio, asustada. Me moría porque lo supiera, pero me daba... verguënza. Porque el no lo había pasado mal, y yo lo sabía.

- Sé que quieres que te lo diga... - dije calmada, ya sin actuar - Es... es porque... Porque lo pasé mal. - dije finalmente poniendome colorada - No lo había pasado tan mal, nunca...

Enarca una ceja al escuchar aquello. No le gustaba verla sufrir. -¿Por qué estuviste mal? -No, no llega a imaginarse el por qué.

Le miré con una ceja levantada. Por un momento pensé en levantarme y marcharme, pero no. Simplemente miré al suelo, aun sonrojada. Pensando en que hubiera sido mejor no hablar nada de esos tiempos.

Entierra una mano en su cabello, distraído. Se quema la mente pensando, pero es tan idiota en ese momento que no piensa en lo esencial, en lo que se le presenta justo delante de su rostro y él no quiere ver.

- Vas a hacer que te lo diga, ¿verdad? - pregunté aún sin mirarle, distraída en mirar el suelo, en que se me fueran los colores - ¿Sabes? Juguemos. - sonreí apenas, y le miré - Adivina, y cuando sepas, me cuentas... - me tumbé en la cama en la que estabamos sentados, boca-arriba.