Con la locura como estandarte ♫

Hace una mueca, tenía esa maldita cosa en el torax por lo de sus costillas heridas que no lo dejaba moverse y la venda esa que picaba, gruñe, queriendo estirarse para poder sacarsela y que sea lo que el diablo quuiera. Estaba más incomodo de lo que había estado jamás en su vida.

Sacate la mano de ahi.- advierte sin mirarlo. El sabai a la perfeccion que si intentaba hacerlo el lo iba a dejar peor que como entro

No sabe porqué Hioga está en ese lugar, tampoco el repentino interes de Mischa por ir, y menos porqué le insistió para que la acompañe. De todas formas, ansía verlo y tiene suerte de haberse enterado de lo ocurrido. Camina con su hermana, buscando la habitación correcta, distraída.

Caminaba con su hermana, buscando el vendito número de su habitación. Esperaba ver a Robert con él, por lo menos eso. Sabía que estaría muy cabreado y necesitaba a su amigo. Suspira, caminando, ansiosa por ver su rostro y comprobar que por lo menos estaba bien.

Se detiene en el medio del pasillo. - No lo aguanto más, ¿Porqué estás tan ansiosa Mischa? - Pregunta con las manos en su cadera, gesto igual al de su madre. Frunce ligeramente el ceño, esperando respuesta.

Siguió caminando cuando se dio cuenta de que su hermana ya no estaba con ella. Vuelve sobre sus pasos, tomándola del brazo y tirando de ella, sin responder su pregunta. -Solo apresúrate Paz- murmura, tirando de ella.

Bufa, dejandose llevar por ella. Hay momentos en que se harta de tener que hacerle caso a todo el mundo. No protesta, solo camina.

Le gruñe a Koda, quitando las manos y volviendo a tumbarse en su cama. Eso era todo lo que podía hacer, una gran MIERDA. Bufa, restregandose el entrecejo. Estira su mano y toma sus anteojos de lectura de marco negro y se los coloca, tomando una vez más su viejo manual de castellano, para seguir estudiando.

Por fin, llegan a su puerta. Mira a su hermana y hace una mueca. -No puedo Paz- musita, y se sienta en el piso, puchereando.

POne su dedo anular en su entrecejo, sosteniendose los lentes mientras lee su manual, ignorando a Koda, simplemente porque no le deja hacer lo que le place con su puta venda y su puta rodilla.

- Me cago en mi suerte..- murmura, en un castellano duro y estructurado.

Y luego le decían niña a ella. Suspira pesado. - Si puedes Mischa, vaamos - Toma su mano haciendo cierta fuerza para levantarla del piso.

Se levanta del piso, puchereando aun y tomada de la mano de su hermana. -No puedo Paz- susurra. Niega con su cabeza muuuuchas veces. Tenía que decírselo a él, todo. Toma aire, y mira a su hermana. -Si puedo- cambia repetinamente de decisión.
Golpea la puerta de su habitación, con miedo. Antes de que alguien emitiera algún sonido de adentro, ella se esconde detrás de su hermana, habiendo cambiado de decisión.

Sonrie al ver la extraña reacción de su hermana, esperando a que contesten pero tocando una vez más para que las oigan. Ya tiene en mente lo que va a hacer, pero nadie lo sabe ya que ahora no tiene a quien contarle, ya no confía en Lilah, y puede ser algo enserio como un capricho del momento.

Pero si haz aprendió castellano, joder!.- recalca las eses, jodiendolo demasiado..
Escucha la puerta y va a abrir , topandose de lleno con una cara que realmente no PODIA ver.
Carraspea y se arrincona en a parte mas oscura de la habitacion

Realmente poco le importa verlo, o eso aparenta. Su orgullo está primero ahora y en eso está decidida hasta el final. Entra a la habitación, tironeando antes un poco el brazo de su hermana para que no parezca una niña. - Hola a tí también.. - Calma, como si nada hubiera pasado entre ellos dos, inocente. Sonrie tranquila, sin esa... hiperactividad caracteristica, solo por gusto propio. - Hioga! - Exclama en tono medio de voz, saludandolo.

La escucha pero tiene la vista fija en la ventana, como si de la nada el humor caracteristico que solo tiene con Hioga se hubiera sfumado para siempre.
Asiente una vez, sin poder mirarla.
Realmente ella no se merecia tanta estupidez de su parte.
Sabe de sobra que H debe haber averiguado a penas los vió que algo pasaba, asi que lo dio por sentado.
Lo mejor seria irse de alli, lo antes posible.- vuelvo a la noche .- murmura tan bajo que apenas es audible.
Se coloca la mochila al hombro

Entra detrás de su hermana y se ubica al lado de Koda. -No te vayas- le susurra, sabía que si se iba, Paz los dejaría solos a ella y a él.

- No seas tan cobarde como para huir.. - Le susurra a Koda pasando "casualmente" a su lado después de dirigirle una curiosa mirada a Mischa, es discreta ante todo, por lo que solo el la puede escuchar.

Mira a Hioga, viendo aquellos ojos color cielo más oscuros de lo normal. Hace una mueca, sabiendo que se le vendría todo encima.

Aprieta la mandibula apenas, pero se mantiene en silencio, con la vista en cualquier lado.
No le molestaba el hecho de que le dijeran cobarde, dehecho las opiniones sobre el las pasaba por alto. El punto era que los repentinos cambios de actitud de ella descolocaban a su refugiado y practicamente nulo corazon.
No cambia de opinion y sigue su camino hasta llegar a la puerta, cuandos e da cuenta que de solo se quedara por la Gauthier mayor.

Frunce los labios, no del todo de acuerdo con su no-reacción pero le resta importancia, permaneciendo al lado de su hermana. Su mirada va de Hioga a Mischa y viceversa. Definitivamente algo pasaba y ella no se había enterado.

Alza una ceja, odiaba el drama, no el circo pero si el drama, y más el rosa. No lo encotraba ni interesante ni llamativo. Se cruza de brazos al pecho, mirandolos a todos por uin segundo, volviendo a su lectura y estudio de castellano nuevamente, incluso ignora las bromas de Koda. Y en su pasar página va incluido ella.

- Hey Paz..- la saluda cuando ella el habla, advirtiendo la tensión en ambos dos. No comenta al respecto, después de tood nadie le pidió que lo hiciera.

Ni siquiera sabía que diablos hacía ahí. Quiere hablarle, decirle algo, pero estaba cabreado y sabía que la odiaba en aquellos momentos. No puede hablarle, un nudo en su garganta lo empedía.

Intenta acomodarse en la cama, sin siquiera mirarlos. La mierda esa que lleva en las costillas sumada a la mierda que le pusieron en la rodilla realmente le estaban jodiendo la vida. Se guarda un gruñido en su garganta mientras hace fuerza con sus brazos elevandose apenas del colchón para poder acomodarse, manteniendo ese manual de castellano en su regazo, queriendo recordar las pocas frases que le había hechado su loca pelirosa.

Se acerca a él, despacio. -Puedo ayudarte si quieres- murmura, con una timidez desconocida en ella. Koda y Paz habían salido, y ni siquiera había reparado en aquello.

{Tienen un tema O.O}