Con la locura como estandarte ♫

Para cuando ella llegó él todavía dormía. Suspira despacio, perezos.

Sonríe suavemente al verlo así, tan calmo. Una enfermera golpea la puerta, y lo ve dormir. Le dice a ella que necesitaba almorzar.
-Bonito...- lo llama, zarandeándolo suavemente.

Bufa cuando algo lo mueve, apartandolo de el con increible sutileza, jadeando cuando sus encorsetadas costillas tocan la cama.

Hace una suave mueca con sus labios. Deja de moverlo. -Hioga..- lo llama, con un tono de voz suave.

- Liv estoy cansado, me pasaron por encima solo quiero dormir, no tengo hambre..- masculla amodorrado, abrazandose las costillas.

Sonríe al escuchar aquella respuesta. -Tienes que almorzar, bonito- dice, acariciando su frente ahora, con delicadeza.

Abre los ojos con aniñada pereza, pestañeando un par de veces, todavia no entendia porqe ella lo acompañaba cuando ni Robert, maldito cabrón, lo había hecho. Se la queda mirando, con esa calma y confusion.

Suspira, acariciando distraídamente su frente. Mira a la enfermera y le ordena que le trajera el almuerzo.
-Te traje ropa limpia, por si quieres bañarte- le informa, cuando se quedan solos.

- Luego lo hago..- murmura, queriendo girarse de nuevo, demasiado inquieto.

Niega con su cabeza al ver lo que hace. Supira y vuelve a entrar la enfermera, dejándole el almuerzo. Se retira de la habitación, mirando a Hioga con demasiado interés. Frunce sus labios, niña y no le da importancia.
-Almuerzas?- le pregunta, calma.

- Luego lo hago..- vuelve a lo mismo, quedando espaldas abajo, con esa expresion de niño desvelado que quiere volver a dormir, protesta.

Se acerca a él, mirándolo cálidamente. -No te rebeles- murmura, calma, sonriendo suavemente.

-No me jodas..- se la hace muy clara, é ltiene ysueño y solo qiere dormir. Malditas drogas, y malditas las brujas de las enfermeras.

Ríe suavemente. -Cóooomo quieras bonito- musita, sentándose en aquella silla. Vuelve a sacar su cuadernito, y lee algunas cosas.

Duerme un par de horas más. Todavía dormido se sienta en la cama y la mira, desencajado.

- Que hora es?- pregunta en un murmullo, despeinado.

Se había pasado toda la bendita tarde leyendo aquellas cosas que tenía en su cuadernito.
Se sobresalta al esuchar su voz. Le sonríe, cálida. Mira su reloj. -Las siete de la tarde- anuncia, posando ahora sus ojos miel en los celestes de él.

Woe, mierda que habia dormido. Se rasca el mentón tenía hambre, se sentia todavia cansado y necesitaba un largo baño. Suspira, buscando las muletas con la mirada.

-Abajo de la cama- musita, calma, sin mirarlo ahora. Sabía que buscaba sus muletas.

Asiente haciendo el tonto, toma sus muletas coomo puede y se encamina a paso lento a donde el baño.

-Avísame si necesitas ayuda- pide, serena. Si no le avisaba, entraba al baño de todas maneras.

Se apoya contra la pared del baño desnudo, comienza a enjabonarse con calma, mientras mantiene los ojos cerrados.

Aprovechando que él estaba bañándose, llama a una enfermera para que le cambiasen las sábanas.

Termian de bañarse y sale en bata y boxer, con el cabello mojado sacudiendolo y las muletas, mira indiferente a la enfermera.

La enferma se relame al verlo salir y ella bufa, audiblemente. Celosa, sí. Rápida, la saca afuera, cerrándole la puerta en sus narices.

Se sienta en su cama ignorandolas a ambos, mientras se acomoda despacio, ya teniendo la pierna mala a resguardo.