Levanta la vista al oir aquello último, mirándolo algo confusa.

-¿Lo sientes? ¿Qué sientes, exáctamente? -vuelve con sus preguntas, no esperaba aquello, no realmente.

-Lo siento si te molesté con eso, no debí decirlo. Lo siento Lilah, simplemente haz como que no te dije nada- dijo mientras seguía caminando.

-No me molestaste -aclara, yendo a paso lento hacía él. -Y no lo voy a olvidar -agrega, tranquila.

-Fue una metedura de pata, lo siento. No volverá a pasar- se detiene en uno de los aparatos que están cerca de la salida.

-Eres un cabezadura, Robert -le suelta sin más, deteniendo sus pasos.

Sonríe de lado, sin gracia ni felicidad. -Eso ya lo sabía, no tienes porqué decírmelo- dijo calmo.

-Robert -sólo diciendo su nombre en ese tono de voz, sabe que lo regaña. No sabe por qué, pero no le agrada la reacción que él está teniendo.

Suspira leve, debía calmarse. -Bien, me calmo, lo siento- dice más tranquilo, bajando la guardia. Cierra los ojos un momento, luego vuelve a abrirlos.

-No te entiendo mucho.. -comenta al aire, mirándolo desde su lugar, sin atreverse a acercarse más.

-Tú solo pregunta y yo respondo- dijo mirando el suelo.

-¿Por qué me pides perdón por haber dicho lo que sentías? ¿Te arrepientes? -suelta sus preguntas juntas, mordiéndose el labio.

-No, pero de seguro te he confundido. Tal vez tu vida estaba bien, hasta que llegué yo y me dio por decirte todo- responde, calmo.

-No. No me has confundido, y me encanta que me lo hayas dicho -le dice sincera, sonriéndole leve.

-¿Ah sí?- la mira a los ojos, fijo.

-Ajaaám -responde simple, desordenándose el cabello con una mano.

-Bueno, me alivias con eso- dijo sencillo, mirándola. No desvía la mirada en ningún momento.

Sonríe suave, tratando de ver a través de sus ojos. Seguía sin entenderlo del todo, pero eso la traía sin cuidado.

-¿Qué no entiendes?- dice, adivinando sus pensamientos. La conocía demasiado bien como para saber cuando estaba confundida y cuando no.

-No lo se con exáctitud -le dice, frunciendo los labios. -¿Por qué prácticamente acabas de huir de mi? -pregunta con una risita, señalándolo con un dedo.

-Porque, aunque parezca ilógico y sorprendente, me asustaba tu reacción. Estaba convencido de que te enojarías o algo por el estilo y tu reacción inesperada me desconcertó por completo- explica riendo.

Rie con él, con ese toque de femeneidad que había adoptado de su madre.

-No sé por qué creiste que me enojaría. Parece que no me conoces, Robert -comenta sonriendo.

-La gente cambia- dice sencillo.

-Si tú lo dices.. -se encoge de hombros, sin decir más.

-Igual, lo siento. Sí, pensé apresuradamente- se excusa.

-Deja de decir lo siento cada dos segundos, porque me enojaré en serio -le advierte severa, escondiendo una sonrisa que amenaza con escapar de sus labios.