No podía decirle que había sido un estúpido en sus actitudes anteriores, no tenía las agallas. Se acuesta de nuevo, pero esta vez sin hacer nada.

-¿Qué hago ahora, profesor? -pregunta, caminando a un paso exagerádamente lento de espaldas a él.

-Veamos que tan resistente eres- dice levantándose y llendo hcia donde está ella. -Sube de nuevo- le indica.

-¿De nuevo? -repite, sin creer lo que escucha. Deja escapar un pesado suspiro, encaminándose nuevamente hacia aquella máquina.

-Pero si la señorita no lo desea, bien, no se hace nada entonces- dice calmo, tranquilo.

-Ya te he dicho que haré lo que me digas.. -murmura con vos cansina, girandose para mirarlo.

Sonríe de lado, infantil. -Bien bien, no se enoje- levanta ambas manos en son de disculpa. Aprieta un botón, haciendo que la cinta se moviese de nuevo, pero esta vez más rápido.

Ríe suavemente, negando con la cabeza. Sube a la cinta, ayudándose con sus manos. Comienza a caminar a una velocidad rápida, mirándolo cada ciertos segundos de reojo.

La mira fijo, sin temor a ser descubierto, que más da.

Se queda en silencio por un buen rato, sólo corriendo sobre la cinta. Pero, como siempre, no puede con si misma.

-¿Era algo malo? -pregunta en apenas un susurro audible, sabiendo que él entendería de que le hablaba.

-Depende de qué sea para ti algo malo- murmura sencillo.

Deja escapar un pequeño bufido, cansada de que esquivara sus preguntas todo el tiempo.

-¿Es malo para ti? -reformula, mirándolo.

-No- dice tranquilo. No le molestaba si era malo o no para él, sino para ella.

-¿Entonces, sí lo es para mi? -vuelve a inquirir, frunciendo ligeramente el puente de su nariz. -Prometo que es mi última pregunta -añade, regalándole una sonrisa.

-Tendría que decírtelo y así juzgues por tí misma... Si es que aún deseas oírlo- debía dejar de ser tan cobarde.

-Creo que es obvio que quiero saberlo -responde velozmente, mirándolo ansiosa.

Ríe ante su velocidad, vaya que era curiosa. -Bien, ahí te va...- dice, tomando aire, no sabe como se lo tomará. -Lilah, no puedo dejar de pensar en tí. Cada segundo, cada cosa me recuerda a tí, todo el mi mundo me recuerda tu hermosa cara, tu suave y atrayente olor, tus dulces labios- la mira fijo, sabe que no debe decirlo, pero no puede más. -Yo aún te quiero- dijo algo inseguro.

Sus labios se entreabren al escuchar aquello, la había tomado con la guardia baja, y vaya que la había sorprendido. Era lo último que se esperaba de parte de él. Se limita a observarlo fijamente, sin hallar aún palabras dentro de su mente.

-Tú.. -comienza, casi balbuceando. -¿Hablas en serio?

-Sí, cada palabra es cierta- dijo, manteniendo su mirada. Ya, lo había dicho, ahora solo quedaba esperar que ella no se lo tomara a mal.

-Mierda. -Y sí, en ese momento sólo podía hacer uso de su peor vocabulario. -¿Por qué no lo dijiste antes? -presiona un botón de la cinta, apagándolo. Lo mira desde arriba de la máquina, mordisqueándose el labio inferior con fuerza.

-¿Eh?- dice algo confundido por su pregunta. ¿Qué significaba eso?

-Significa.. -musita, desviando sus ojos al suelo del gimnasio. -.. que puede que tal vez me suceda algo parecido -siempre tenía que ser tan rebuscada para hablar, nunca ir de frente.

-¿Ah sí?- levanta una ceja, observándola fijo, más curioso que nunca.

Asiente muy levemente, dando un paso hacia atrás, sin quitar la vista del suelo.

-¿No hay nada en concreto?- pregunta de nuevo. No debía presionarla, y se da cuenta de que eso es lo que hace. -Lo siento- se disculpa, no solo por el último comentario, sino también por la declaración. Sabía que no debía mostrarse así, no debía pero ya estaba hecho. Se da vuelta y da unos cuantos pasos, alejándose de ella.