Llegue a sentirme tan segura de tenerte ♪

- Juro que si ella me deja tranquilo hare beneficencia con alguien o algo, por favor..- murmura, para molestarla.

Alza una ceja, sonriendo con incredulidad. -Juro que si él hace eso... - lo piensa. -... le presto mi Mustang a Paz- ni en sueños, ni en sueños, ni en sueños.

- Antes de dejar que ella lo destruya prestamelo a mi..- le dice de inmediato, ese auto era una maravilla.

Asiente con la cabeza. -Nunca dejaré que lo conduzca- había esperado tanto tiempo por su Mustang, que no lo deraría en manos de Paz.

- Eso es algo muy sabio, que lo sepas..- susurra mirandola a través de sus largas y negras pestañas.

-Lo sé... Y lo será hasta que Paz tenga su auto.- murmura, asientiendo con la cabeza, mirándolo. Esconde una sonrisa.

Ya podia emepzar a hacer apuestas sobre cuanto le podíadurar un auto a Paz. La mira con esa pregunta en los ojos.

Niega con su cabeza. -Menos de un mes- responde, dudosa de su respuesta. -O menos- añade, sonriendo levemente.

- Sin duda menos..- susurra despacio, asintiendo levemente a las palabras de la castaña.

-Lo que ruego es que luego de que lo haga añicos, pueda tomarlo y reconstruirlo yo misma- y tendría un hermoso auto para sus carreras ilegales. No se quejaba de su Mustang, pero tenía mucho afecto por él como para arriesgarlo todas las noches.

- Sigues en eso de las carreras ilegales, cierto?- alza una ceja, él no era estúpido y la conocia bien.

-¿Carreras ilegales? ¿Yoooooo?- musita, con una fingida incoencia que se ve interrumpida por una sonrisa amplia y orgullosa.

- No, yo..- pone los ojos en blanco, que ella no lo supiera no querñia decir que él no lo hiciera a escondidas y con un seudonimo.

-¡Yo sabía que te había visto!- murmura, pasado por alto su expresión. Ríe suavemente, divertida por su actitud.

- No era yo, no hago esas cosas, debiste haberme confundido con alguien más..- murmura casi aburrido, aparentandolo como un profesional.

-Si te llego a ver una noche, juro que lo publicaré- y de seguro disfrutaría en grande con aquello. Sonríe, inconcientemente, difrutando aquella idea.

Ahora debería cuidarse el doble de ella y estar más atento a lo que hacía.

Lo mira, ladeando su cabeza. Sabía que lo había visto. Y sabía que aquella vieja vez que lo había hecho, podría ser la última. Lo conocía y sabía que se cuidaría de sus ojos.

Piensa en la lesion en su rodilla y suspira, pensando en como hará para continuar en carrera sin dejarse en evidencia.

-Gautier, se que eras tu- murmura, suavemente en un francés elegante y femenino.

Niega de nuevo, tan insistente como siempre.

- No puedes assegurarlo..- él tenía su auto bien escondido y los unicos que sabian eso eran sus dos mejores amigos.

-Que sí. ¿Quién más podría andar en un lindo y elegante auto negro? Tú- sabía que no era un argumento válido, pero era él.

- Yo no soy Black Angel..- musita testarudamente, mirandola con los ojos entrecerrados.

-Siempre andas vestido de negro- le dice, sacándole la lengua, niña.

- Y los asesinos a sueldo tambien..- le dice mirandola, cayendo en que acaba de delatarse por completo.