Llegue a sentirme tan segura de tenerte ♪

Había decidido tomarse aquella noche para sí misma. Salió de la Academia, vestida elegantemente. Cenaría sola. Ya había hecho una reserva en aquel lugar, aquella noche la llevaba planeando durante semanas. La necesitaba.

Al entrar en el lugar, la conducen a su mesa, donde se sienta. Un mozo toma su orden. Pide el mejor vino de la casa y una sola copa. Brindaría por ella.

Le traen el mejor vino tinto y se lo sirven en su copa. Le sonríe educadamente al mozo, y éste se retira, sin antes dejarle la carta.

Huele aquel delicioso vino, cerrando sus ojos y moviendo su copa delante de sus narices. Despedía un aroma exquisito.

Elegantemente, se lleva su copa a sus labios, dejando pasar aquel líquido tibio y color bordo a su garganta, disfrutando de aquel momento.

Para ser verano esa noche estaba especialmente fria. Suspira, mientras se adentra en el restaurant, comería fuera del instituto así podría leer sus últimos analisis en calma y soledad.

Suspira quedamente, separando aquella copa de sus labios. Se cruza de piernas y toma la carta entre sus manos, decidiendo que cenaría aquella noche. A medida que va leyendo los platos, frunce sus labios o se mordisquea el labio inferior, completamente indecisa. No se había percatado de la llegada de Gautier.

Se sienta en una mesa, habiendo ordenado al pasar una porción pequeña de paella, hacía bastante que no comía eso y estaba algo antojado de mariscos. Saca sus estudios y los lee detenidamente, maldiciendo en voz muy baja, sin saber que a sus espaldas esta sentada Mischa.

Suspira, habiendo decidido. Hacía tiempo que no cenaba pescado. Y sabía que le haría bien a su dieta. Le hace señas al mozo para que viniera y tomara su orden, cuando puede escuchar maldecir a alguien en francés. Alza una ceja, pensando en alguien... pero no, no podia ser él.

-Salmón a la parrilla con una guarnición de verduras, por favor- pide, con aquella sonrisa en su rostro. Era una comida puramente francesa. El mesero asiente y se retira con su pedido.

Chasquea la lengua, completamente desconforme, estaba a un paso de tener que soportar un yeso en su pierna, era eso o retirarse un tiempo más. Bufa molesto, realmente molesto.

Escucha aquel sonoro bufido y se da vuelta, encontrándose con la espalda de él. Sí, tenía razón, no se había equivocado al escuchar aquel perfecto francés. Rueda sus ojos, dándose vuelta y, sin querer, derrama su copa en el pulcro mantel blanco. -Ay, no!- susurra, molesta, en un francés rápido. -Tonta, tonta, tonta- murmura, varias veces, levantándose y tomando una servilleta para limpiar aquel desastre.

Escucha una voz a sus espaldas y se le hace familiar, voltea y ve a Mischa limpiando un mantel, aguana una sonrisa de burla en sus labios, manteniendose estóico y serio, la mira en silencio, manteniendo sus estudios en su mesa mientras la muchahca deja la paella frente a él.

Bufa, realmente molesta. Se sienta en la silla de enfrente, curzándose de brazos y resoplando como un crío. Lo ve a Gautier y se tapa la cara con ambas manos. Aquello iba de mal en peor.

Tenía cosas más importantes entre manos, la mira y le da algo de pena la expresión en su rostro.

- Puedes pasarte a esta mesa..- le ofrece antes de voltear y volver a sus papeles.

Se mordisquea el labio inferior, tentada a su propuesta. Pero, ¿desde cuando él se tornaba amable con ella, si la odiaba? Rueda sus ojos, si su comida no estubiera en camino, ella se iría de allí. Su orgullo era más grande.

Se levanta, toma sus cosas y, lamentándolo luego, se sienta frente a él, sin mirarlo. El mesero, le deja su comida en su nuevo lugar, parloteando que él limpiaría la mesa que ella había ensuciado. Treméndamente avergonzada, asiente con la cabeza, susurrando un "Sí, gracias" en un español.

Levanta apenas su mirada color cielo para ver como ella se sienta y se acomoda, pasea su paella por la cazuela, sin comerla, dejandola enfriar un poco, aun con ese dilema en la cabeza. Con un yeso sería blanco facil de McCarthy y su estupidez, sin él sería lo mismo de un año atrás.

Pero con el yeso solo serían dos meses, bufa mirando con expresion perdida y enojada su cazuela, no puede tomar una desición sensata con el perfume de ella jodidiendole las neuronas.

Corta un bocado de su salmón, con aquella extrema elegancia y femeneidad que desprendía su ser, ahora alzando la mirada y mirando a Gautier por primera vez en toda la noche. Ve su expresión molesta en su rostro, y ladea su cabeza.
-¿Pasa algo?- pregunta, intentando ser amable con él. Después de todo, él lo había sido con ella.

Tenía dos opciones, hablar o no hablar cualquiera era tan buena como mala par aél. Y ambas le daban casi lo mismo, levanta su enojada mirada donde Mischa, sin siquiera intentar suavizarla para no ofenderla. Se queda en silencio un buen rato, le tiende los analisis para qe ella misma lo vea, sin tener deseo alguno de discutir el tema.

Vuelve a pasear su cazuela, y casi en sus ojos se lee la nota de molestia mezclada con dolor, eso de mantenerlo lejos de las canchas era peor que la muerte según él.

Toma los análisis que él le da y hace una mueca. Lo entendía a la perfección, le pasaría lo mismo si ella no pudiera nadar por tanto tiempo.
No sabía qué decirle para alentarlo, y aquello la molestaba por sobremanera.

-El yeso serán solo dos meses...- argumenta, sabiendo que él quizás no le respondería. -Es por tu bien, Hioga- añade, con un tono más dulzón, tratando de no ser dura con él.

Aún creyendo que aquello era poco y sintiéndose fatal, murmura. -Puedo ayudarte en tu recuperación si quieres- y ésta vez lo mira, volviendo a ladear su cabeza y devolviéndole sus análisis.

Toma los analisis, él no quería la lástima de nadie, se encontraba más hostíl que de costumbre a causa de ello. Se uqeda en silencio por un buen rato, meditando sus palabras.

- Dejame en silencio, no deseo ser hiriente..- mmusita, haciendo a un lado su paella, ahora molestamente asqueado.

Toma aire, inflando sus cachetes, sin decirle nada, solo mirándolo. Suelta todo el aire de golpe, sabiendo lo que él pensaba. Ella solo quería ayudar, no hacía aquello por lástima.

-No me das lástima, solo quiero ayudarte. Y si te sirvo para descargarte, puedes ser hiriente conmigo- musita terca, tomando de su bebida. Se acomoda mejor en la silla.

Si él llegase a ser hiriente ella terminaría llorando y él sin hombría. Y eso era una de las pocas cosas con las que tenía una buena relación, y por el momento prefería preservarlo. SUspira, masajeandose el tabique, ese gesto de siempre.

- No me pondre un yeso para ser carne de cañon para el imbecil de McCarthy..- musita con molestia.

Escucha su respuesta y asiente con la cabeza, sabiendo que sería algo así.
-Tu podrás con él, siempre puedes con todos- responde, como si nada, sabiendo que ella tenía razón. Él era demasiado inteligente y podría con él.

Se cruza de brazos, comenzando a pensar que ella podría estar drogada para ser tan amable con él, o eso o había perdido una apuesta. Decide seguirle el juego a ver de que va todo eso.

- No es lo mismo..- murmura, recordando la pelea en el gimnasio del otro día- Con un yeso soy como un cordero al amtadero y el malnacido ese no desperdiciara esa oportunidad..- le recuerda.

-Déjame a mí, yo me encagaré de él- susurra, como si nada. Podría con él, aunque le saldría caro y lo sabía. Suspira, encogiéndose de hombros.

- Prefiero terminar como la otra vez..- alza levemente su comisura izquierda, todavia tenia el labio inferior partido y algún morete en el abdomen, pero todo habia valido poara dejar al boxeador medio roto tambien.

-No seas orgulloso y déjame ayudarte. Después de todo, no podrás con tus conquistas con esa apariencia- señala, sonriendo con una fingida inocencia. Niega con su cabeza, volviendo a su cena. Solo la había probado.

Ya habia descartado su porción de paella. La mira con algo parecido a la incredulidad.

- Yo no tengo conquistas..- murmura con calma, hacia bastante no se acostaba con nadie, se encoge de hombros.