~ Comedor ~

Con Lilah en brazos, entran al comedor.

-Wow, ¿quieres prestarme a tu madre un día de estos? -pregunta, mirando todo con asombro. Era realmente bonito, todo estaba en perfecta armonía allí.

Ríe de nuevo entre dientes. -Pues, cuando desees te la presto unos días- dice recorriendo con la mirada el comedor.

Sonríe niña, abrazándose a él.

-Supongo que ya puedes bajarme -comenta al aire.

-Bien, como desees- dice calmo, encogiéndose de hombros. La baja, desenrrollándo sus brazos de su cuello.

Se suelta de él cuando se siente sobre piso firme. Se aleja, caminando hacia el resto del comedor, haciendo lo mismo que había hecho en la cocina.

La observa, en silencio. Se balancea un poco sobre sus sí mismo.

Vuelve la vista hacia él desde su lugar. Le saca la lengua, cría, sin tener ninguna razón para hacerlo.

-¡Oye!- se hace el ofendido, devolviendole el gesto.

-¿Qué? -pregunta, pestañando exageradamente, inocente.

-Eso no se hace- la regaña, bromenado, suave.

{Me voy! Besos}

-No he hecho naaada -canturrea, mientras camina rumbo al espejo que adorna el comedor. Se mira en él, distraída.

{Besoo!}

Rió divertido ante su comentario. La sigue con la mirada, haciendo solo eso, mirándola, observándola.

Se pone de perfil, arreglándose el cabello y la ropa, sin despegar la vista de aquel espejo.

-Estás hermosa- dice pensando en voz alta.

Esboza una pequeña sonrisa de lado, mirándolo a través del espejo.

-Gracias, supongo -murmura, mordisqueándose el labio inferior.

-Sí lo estás. Es más, te verías hermosa con lo que sea que te pongas- dice sonriéndole.

Deja escapar una risita de entre sus labios, quitando los pensamientos que vienen a su mente.

-Te creo, te creo -canturrea en voz baja, volteándose y yendo hacia su posición.

-Bien, es bueno creerme- bromea riendo, abre los brazos hacia ella.

Sonríe de lado, enredándose en sus brazos. Lo abraza, pasando sus manos a la baja espalda de él, sin querer soltarlo en un buen tiempo.

-No me piensas soltar, ¿verdad?- dice riendo, rodeándola con sus brazos.

-No -responde simple, sonriendo de lado. Amaba estar allí con él, en sus brazos.

-Lo supuse- acaricia su cabelo, suave. Aferra un poco más su abrazo.

Sonríe aún más al sentir su ferreo abrazo. Presiona los labios contra la piel de su cuello, repetidas veces, mimándolo con los roces de aquella textura.

-¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? -pregunta de repente, con la voz ahogada por la piel de él.