~ Cocina ~

Reprime un jadeo al sentirla rozarse con él. La atrajo un poco más, a pesar de que el posible espacio que había o que hubo en algún momento hace tiempo que desapareció.

Muerde suave su labio inferior, aferrando su agarre con sus piernas alrededor de la cintura de él.

Entrelaza su lengua con la de ella, dejando esta vez sus manos en la cintura de ella.

Entierra una mano en su cabello, jugando con su lengua en su boca.

Ladea un poco la cabeza, aún besándola mientras sus manos jugaban inseguras con el borde su camisa.

Deja escapar un pequeño jadeo cuando apenas siente sus manos. Explora ansiosa su boca, jugando con un mechón de su corto cabello.

Introduce solo cuatro dedos debajo de su camisa, esperando la reacción de ella.

Su cuerpo se estremece involuntariamente ante aquella acción por parte de él. Entreabre los ojos, observándolo a través de sus largas pestañas.

Se separa un poco, sin mover sus manos, solo separando la cabeza. La mira a los ojos.

Le devuelve la mirada, dejando sus ojos en él, totalmente inmóvil.

Besa corto sus labios, rozando luego sus narices.

Esboza una sonrisa de lado, volviendo a cerrar sus párpados. Roza sus narices, acariciando lentamenet su nuca con la yema de un dedo.

Cierra los ojos, dejándose llevar por el sonido de su acompasada respiración, por su aroma y por sus dulces manos.

Posa los labios sobre su mejilla, dejándolos allí por un buen rato, sin dejar de mimarlo.

La trae hacia sí, abrazándola.

Sonríe, apoyando su mentón sobre el hombro de él. Juega con los labios en su oreja, suspirando en ella.

Pasa su mano por su espalda, apoyado su cabeza en la de ella, suavemente.

Se queda quieta, más que cómoda en sus brazos. La abruman algunos pensamientos, pero trata de quitarlos de su mente.

Besa su frente, frotando suave el brazo de ella con su mano.

Tan sólo con aquella dulzura la estaba matando. Se remueve ligera, apoyando su cabeza sobre su pecho.

Acaricia su cabello, suave, tranquilo.

Mueve los labios nuevamente a su oído. -Me tienes que seguir enseñando el lugar -murmura, pero al contrario de lo que dice, es reacia a soltarse de él.

Ríe entre dientes. -Pero si no te sueltas, no podemos continuar, a menos que te cargue- susurra en su oído.

-Uhm, uhm -. No, no desea soltarlo.

-Bueno, tú lo pediste- sin previo aviso pasa un brazo por la parte de atrás de sus rodillas y otro por la espalda, cargándola sin dificultad alguna. -Estás liviana... Deberías comer-