~ Cocina ~

Entra con Lilah a la cocina, entrando él primero y luego dándole paso a ella.

Se adelanta a él cuando le cede el paso. Observa todo, como niño en juguetería.

-Tu madre tiene buen gusto -comenta con una sonrisa, totalmente sincera.

-Es mi madre, tiene que tenerlo- bromea señalándose a sí mismo, sonriendo.

Carraspea divertida, sin decir nada. No quería agrandar más aún su ego. Va hacia la mesada, observandolo todo con ojo critico.

Sigue en su lugar, observándo su espalda.

-Bonita -vuelve a comentar, girándose hacia él. Lo observa fijamente, ladeando el rostro para obtener una mejor imagen de quien la acompaña.

Asiente a modo de agradecimiento, sonriendo levemente de lado.

Le tiende una mano, indicándole con ese gesto que puede acercarse a ella, que no muerde.

Estira la suya él también y da unos pasos hacia ella, quedando un poco cerca, aún con cierta distancia entre ambos.

-¿A qué le tienes miedo? -pregunta, con franqueza. Ella no era idiota, y notaba sus inseguridades.

Sonríe de lado, no se sorprende, ella lo conocía muy bien. -A no poder ser el chico que te mereces-

-¿Y qué me merezco? -enarca una ceja, odiaba esos planteos.

-Alguien que no sea tan cabezadura y tan metedor de pata- dice sonriendo melancolicamente.

-Pero yo te quiero a ti -le pucherea, mirando fijamente hacia el suelo de la cocina.

-Y yo a ti- levanta su cabeza con su dedo índice, y posa suavemente sus labios sobre los de ella.

Besa su labio inferior dulcemente, sin distanciarse. Cierra los ojos, quedándose allí, disfrutando la cercanía con él.

Deposita pequeños besos sobre los labios de ella, tomando sus mejillas con ambas manos.

No puede con tanta dulzura, ella tiene dos polos opuestos que saltan a la luz cuando menos lo espera. Rodea su cuello, aferrandose a él, presionándo sus labios, intensamente.

Rodea su cintura con una brazo, mientras con el otro acaricia los cabellos de su nuca, saboreando el dulce sabor de sus labios.

Ella misma lo empuja contra la mesada de la cocina, sin perder la atención que brinda a aquellos labios, que parecen tan perfectos junto a los de ella.

Se voltea dejándola a ella contra el mesón. Se separa solo un poco y la alza por la cintura, sentándola encima del mesón de la cocina, volviendo de nuevo a sus labios.

Se deja hacer por él. Rodea su cintura con ambas piernas, trayéndolo hacia ella, mientras vuelve a sus labios. Muerde ligeramente el inferior, pidiendo permiso para profundizar el beso.

Entreabre sus labios dejándola entrar, explorando la boca de ella. Sus manos ya no están quietas, suben y bajan por la espalda de ella, acariciandola por encima de la tela.

{Me voy a dormir, besos!}

Invade su boca, recorriendo cada rincón de la misma con su lengua. Roza sin intención alguna sus entrepiernas, en su afan por mantenerlo lo más cerca de ella posible, a pesar de que hay nada de distancia entre ambos.

{Besoo!}