~ Living ~

Entra con Lilah, tomándola aún de la mano. Tira las llaves en la mesita que está cerca de la entrada, buscando a tientas el interruptor, accionándolo una vez que lo encuentra.

Se queda detrás de él, como ocultándose de la nada. Vaga su vista por todo el ambiente cuando el enciende el interruptor, esbozando una pequeña sonrisa.

-Ey, no te quedes ahí, pasa- le dice sonriendo al notar que se queda allí. Estira su mano, llamándola silenciosamente.

Hace lo que le pide, abrazándose a su cintura al llegar a él, sin pedir permiso.

La rodea con sus brazos, estrechándola contra sí.

Esconde el rostro en su cuello, llenándose de su delicioso aroma, jamás podría cansarse de el. Se limita a quedarse así, en silencio.

La lleva suavemente hacia el sofá, sentándose él y sentándosela a ella en las piernas. Pasa suave su mano por su espalda, limitándose solo a eso, silencioso.

Se deja llevar por él, descanzando ahora su rostro sobre el hombro de él. Lleva un dedo a su pecho, trazando círculos sibre éste.

Besa su cabello, mientras con una mano lo acaricia desde la nuca.

-Rob, ¿puedo hacerte una pregunta? -musita desde su cuello, dejando que su hálito golpée contra la piel de él.

Se estremece un poco al sentir su aliento chocar contra su piel. No había perdido la debilidad que sentí hacia ella. -Dime- murmura.

-¿Qué sucedió con Jones? -pregunta, con el tinte de curiosidad marcado en su voz. Sabe que él la entiende. Sólo quería saber que había ocurrido con esa chica que había hecho que él se volviera loco ella de un día para el otro.

Suspira, pensando bien su respuesta, eligiendo las palabras correctas. -Bueno...- comienza, hace una pausa tomando aire. -Supongo que su belleza física me atrajo y supuse que si era así de hermosa, también debería ser una buena persona, así como tú, ojo, con esto no digo que ella sea una mala chica, no, solo que no es mi tipo. Ni siquiera nos dimos tiempo a conocernos, ambos nos dejamos llevar, cometiéndo un grave error- para un momento, mirándola de reojo.

No le gustaba hablar sobre ese tema, solo con Hioga lo trataba, con más nadie. Ni siquera con Sophie o con Alex. Pero debe continuar. -Con el paso del tiempo, nos dimos cuenta del error que estabamos cometiendo. Ella decía que yo era muy egocéntrico, y a mí ella me parecía muy histérica. Decidimos dejarlo, y seguir cada uno con su vida- termina, quedándose en silencio, tenso.

-Uhm, uhm -farfulla, abrazándose más a él. Sabía que no le iba a gustar escuchar eso, pero era una jodida masoquista que tenía que saberlo todo. Estaba segura que eso no tenía que interesarle, era pasado, y ya no importaba. Pero por alguna razón no podía sacar de su mente la imagen de esa chica junto a él.

-Lilah, si algo te incomoda solo dilo, no te lo calles- dice suspirando. Sabía que no debió haber respondido esa pregunta.

-No sucede nada -murmura. A pesar de que jamás había estudiado teatro en su vida, se le daba muy bien ocultar cosas sin que los demás lo notaran. Se acurruca en él, presionando suavemente los labios contra la fina piel de su cuello.

-¿Segura?- dice cerrando leve los ojos ante su tacto. -Preciosa, quiero que sepas que nunca dejé de quererte, no siquera cuando estuve con Rosalie y de verdad me arrepiento haberte dejado por ella- murmura, acariciando suave su mejilla.

Cierra los ojos, dejándose levar por el tacto de su mano sobre su rostro. Ya, le creía. No era eso por lo que tenía que preocuparse.

-Me agrada oir eso -susurra, esbozando una simple sonrisa. Vuelve a besar su cuello, con dedicación.

Besa suave y dulce su blanca mejilla, acariciando su suave piel con sus labios.

Contiene un suspiro, pasenado la yema de su dedo sobre la tela de la ropa del pecho de él.

Aprieta un poco su abrazo, buscando sus labios. Una vez los encuentra, los besa con dulzura.

Se acomoda en sus brazos, dedicándose de lleno a aquel beso, más que dulce. Quería demostrarle con eso que no tenía que darle más explicaciones sobre nada, que lo quería, y no necesitaba razones para ello.

Toma sus mejillas con sus manos, dedicándose solo a ella, a complacerla.

Sonríe en sus labios, sin apartarse. Rodea su cuello con ambos brazos, con serenidad.