Suspira, comprendiendo su silencio. Ella tampoco podía creerlo, era algo... increíble. No entendía cómo, pero sí, estaba enamorada del hombre de hielo. Y así lo quería, así le gustaba: con aquel caracter que creyó odiar.

Callado todavía tiende sus brazos hacia ella, llamandola mientras la observa, necesitaba tanto de sentirla entre sus brazos de neuvo que no le parecía propio de él. Sería ella quien lo jiciera cambiar?

Sonríe con algo de nostagia, quizás, en su rostro y se arrodilla, quedando casi a su altura. Se acurruca en sus brazos, niña, y lo mima, con suavidad y ternura, con amor. Seguía pensando que era algo totalmente descabellado.

Acaricia su cabello muy despacio, dejando que sus dedos se pierdan en el, disfrutando del perfume que ella desprendía, uno quie conocia como nadie. Suspira, acurrucandola, quedandose allí sentado.

Acariciaba la piel de su nuca, sus dedos iban y venían allí, distraida y lentamente. La otra mano acariciaba su espalda haciendo círculos, también lentamente. Desprendía una masculinidad que no había visto en otra persona nunca en su vida, y aquello le encantaba, al igual que aquel perfume fuerte, como solía serlo él.

Cierra los ojos, sinitendolos peados en ese momento. Suspira, mientras la acuna con él, mostrandole una gentileza casi como la que se guardaba para Liv y Avril, acariciando perdidamente su cintura, grabandose su tacto en sus dedos.

-Se te irá el aire de los pulmones de tanto suspirar- le susurra en su oído, con una sonrisa divertida. Besa su mejilla, con sumo cuidado, como si él fuera a romperse. No deja de acariciarlo en ningún momento, solo quiere mimarlo.

Sonrie apenas, alzando sus comisuras. Sintiendose en calma. La mantiene aferrada a él, acariciando su vientre con extraña delicadeza, ella era pura suavidad y ternura, todo lo que él no era.

- Es lo que mejor me sale, luego de cabrear personas..- susurra apenas separando sus labios, tan rojos y llenos.

Esconde su rostro en su cuello, aspirando aquel perfume que volvería loca a más de una. Ríe suavemente al escuchar su respuesta, bajando la mano que estaba en su nuca por su cuello hasta posarse en su pecho.

-Te olvidas que besas bien- murmura, dejando que su hálito chocase con la delicada piel de su cuello.

- Eso puede ir en quinto lugar..- musita despacio, sintiendo como ella se acomoda a él, causandole escalofríos que no demuestra, manteniendo su mano en su vientre.

-Me perdí del tercer y cuarto lugar- murmura, sonriendo apenas en su cuello por su contacto.

- Tercero, jugar fútbol, cuarto tener sexo..- susurra como si nada, siempre tan directo e indiferente. Refrena una sonrisa, recordando los comentarios que llegaban a sus oidos desde los vestidores femeninos.

Ríe suavemente al escuchar su respuesta. El tercer lugar se lo imaginaba, pero el cuarto no. -Solo puedo opinar del tercero- murmura, besando su mandíbula.

- Pregunta en los vestuarios femeninos de mi secundaria y la de Robert y tendrás un informe detallado..- asegura, sintiendo nacer en su garganta un ronrroneo profundamente masculino y candencioso. Acariciando con sus yemas su vientre, sobre la camiseta.

Ríe suavemente, separándose de su cuello y mirándolo con una sonrisa suave. -¿Crees que quiero escuchar como dicen que eres en la cama?- bueno, sí, pero no venía al caso.

- Tu cara y ese sonrrojo te delata..- musita mirandola de manera especulativa y tenuemente agrandada-

-Mi cara y ese sonrojo mienten- musita, niña. Quería saberlo, sí, pero no de boca de otras cuando sabía que estallaría de celos.

- Las dos veces que Avril casi es expulsada fue por defender mi trasero de esos comentarios..- se rie suavemente, disfrutaba de verdad picandola.

Alza una ceja al escucharlo reír. -Yo y tu hermana nos llevaríamos perfectamente- musita, ya celosa, imaginándose aquellos comentarios.

- Lo dudo, te convertiriías en su enemiga..- objeta, muy lógico. Suspira con nostalgia al pensar en su hermana pequeña.

-Pero seríamos aliadas cuando alguien hablara de tí- murmura, mirando su expresión. - Las extrañas, verdad?- pregunta, sabiendo la respuesta de aquella infantil pregunta. Ella se moriría sin Paz.

- NO realmente, estoy acostumbrado a estar solo..- murmura, aunque le mentía, él no sabía estarse lejos de sus hermanas, menos aún durante mucho tiempo. Aprieta apenas la mandibula.

Acaricia apenas su mandíbula, sabiendo que le mentía. Las extrañaba demasiado y era muy orgulloso para decírselo. -No me mientas, no diré que eres maricón por extrañarlas- murmura suavemente, perdida en su piel.

Bufa, mirandola de reojo mientras se queda quieto, dejandose acariciar, algo que realmente no pasaba todos los días. ÉL era de esas personas a las que no les gustaba ser tocados.

Ríe suavemente al escuchar su bufido, sabiendo que con aquello le daba la razón. Sigue en sus caricias, sonriendo suavemente. Vuelve a refugiarse en su cuello, inspirando aquel aroma tan varoníl que emanaba.