Una nueva etapa {Libre}

Bien, ya estaba allí en la academia, dispuesto a impartir su rol como profesor. La idea no lo emoconaba mucho, pues él apenas tenía 21 años, pero confiaba en que lo haría bien. Se bajó del auto y bajó sus maletas, para luego accionar la alarma de su lujoso auto.

Estaba entrando a los aparcamientos con su Mustang. Aquella tarde había salido de la Academia, para realizar algunas cosas. Era una simple excusa para poder salir.

Recorrió el aparcamiento con la mirada, detallando el lugar en el cual pasaría un buen tiempo. Debía ser buen lugar, si se lo había recomendado la reina, debía serlo.

Estaciona su auto, y antes de bajar, toma algunas bolsas de las compras que había hecho y baja del auto, cerrándolo con su alarma.

Tomó la maleta y emprendió el camino hacia la entrada, aún sin dejar de observar los alrededores.

Camina con sus bolsas en mano y su bolso en la otra, totalmente distraída. No repara en nada ni en nadie, por lo que se tropieza con sus propios pies, tambaleándose y a punto de caer al suelo.

Observa a una chica a lo lejos, venía cargada de bolsas. Se notaba que iba distraída, pues vió como se tambaleaba. Sin pensarlo dos veces, fue hasta ella y la atajó antes de que callese.

No sabía cómo, pero alguien la había atajado. -Ups...- musita, agarrándose de aquella persona. Sonríe suavemente.

-Hay que prestar mayor atención- dice sonriendo, ayudándola a levantarse. Cuando estuvo seguro de que no corría peligro de volver a carse, la soltó.

Asiente con la cabeza, sin borrar su sonrisa de su rostro. Aquel jóven tenía razón, tenía que dejar de pensar en todo un poco. -¿Nuevo, verdad?- pregunta, viendo sus maletas.

-Así es señorita, soy el nuevo profesor de Tenis- dice sencillo, sindarse muchos aires de grandeza, él no era así.

Ladea su cabeza, asintiendo con la cabeza. -Bienvenido entonces señor profesor. Soy Mischa Gautier, alumna de natación- se presenta, quizás obviando si la conocían o no. Realmente, le daba exactamente lo mismo. Ella se presentaba siempre igual, así había sido su educación. Y en más de una ocación le habían respondido: "¡Oh, si! La joven campeona olímpica".

-Un gusto conocerla, soy Scott Samuels- se presenta sencillo. No la reconoce de ningún lado.

-Espero que disfrute de su estadía- murmura, sonriéndole suavemente. Aquella tonta forma de educación francesa era innevitable.

-Gracias- hace un leve gesto con la cabeza, educado.

-¿Puedo ayudarlo?- pregunta. Después de todo, él había evitado que ella cayera al piso.

-No, tranquila, sigue con tus cosas, debes tener mucho que hacer. De todos modos gracias- dice, tomando de nuevo su maleta, llendo hacia la entrada.

Se encoge de hombros, todavía quieta ahí. -Solo avísame si te pierdes. Tengo un mapa- le dice, negando con su cabeza y avanzando a paso lento.