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Tira su morral a un rincon de la habitacion y se tira con todo su peso a la cama cercana a la ventana.
Se queda en esa posicion mirando hacia afuera, ido.

Se da vueltas hasta quedar comodamente de espaldas.
Busca un cigarrillo en su bolsillo y se lo pone en la boca, sin prenderlo

Entra y abre la puerta con menos que delicadeza, mientras trata de pasar con las muletas a cuestas evitando el caos de Koda. Mira el desorden que reinaba entre las cosas de su amigo y suspira pesadamente.

Entra en la habitación detrás de él. Sonríe suavemente al ver aquel desorden. Se parecía a Pao en aquello. Y sabía que aquel era Koda. Lo ayuda a caminar entre el desorden, como puede.

Se sienta por fin en su cama y hecha la mugre de Koda lejos de él, si lo tuviera allí ahora seguramente se las estaría tirando a la cama y musitando en francés alguna maldición. Se restriega los ojos y deja las muletas a un lado, bajo su cama para que no molestasen si Koda llegaba ebrio o colocado.

Sonríe suavemente, cálida con él. Abre las mantas de su cama, una vez que él está listo para descanzar. Lo ayuda a acostarse, procurando moverse con movimientos lentos para que a él no le doliera nada.

Antes de nada se quita la camiseta y le hace un bollo, luego con mucho cuidado va por sus propios pantalones, quedando con unos boxers negros que poco dejaban a la imaginación, hecha la ropa sucia en el cesto, sin levantarse. Se acuesta y se deja arropar, quizás sería bueno que fuera más pudoroso antes de semi desnuarse.

Una vez terminada su labor, le sonríe. -¿Apago la Luz?- musita, en un francés delicado. Estaba parada a su lado.

Asiente, él acostumbraba a dormir de espaldas arriba, pero con las costillas así era imposible, bufa y le hace espacio en su cama, esperandola.

Camina por aquel desorden, llegando a la perilla de la luz. La presiona, dejando la habitación en una tenue oscuridad. A tientas, regresa a su lado y se sienta en el lugar que él le había dejado a ella. Se quita su campera y su jean, quedándose en una simple musculosa y su ropa interior inferior. Se acuesta a su lado, procurando no moverse demasiado.

No advierte que ella se quita el pantalón, solamente pasa el brazo por su cintura, acariciando su ropa allí, entredormido y callado como siempre.

Se acurruca contra él, niña, acariciando distraídamente su pecho con sus ojos cerrados. Disfruta de todo aquello, creyendo que en cualquier momento todo terminaría.

Su cuerpo no es de hielo como su corazón y siente demasiado bien su contacto. Aprieta los párpados, acariciando la piel de su cintura, al advertir su falta de pantalones hecha un suspiro completamente suave, acariciando el comienzo de la misma.

Sus manos se perdían en aquel cuerpo tonificado. Eran años de ejercicios constantes. Se sentía bien allí, en sus brazos. Acomoda su cabeza en su hombro, sonriendo adormilada. Seguía acariciando su pecho, tranquila.

- Quiero que sepas que me tientas, y que me torturas..- murmura, con la mandibula tensa y sus manos muy quietas en su espalda.

Ríe suavemente, al sentir los músculos de su cuello tensarse. -No tiene que ser una tortura- murmura, siguiendo con sus caricias.

- Creo con sinceridad que disfrutas de esto..- musita, sintiendo una corriente electrica recorrerlo y centrarse en cierta parte que parece tener vida propia.

-No te estoy torturando, te estoy mimando- se defiende, en un susurro, completamente niña. Deja su mano quieta ahora, pero su dedo índice se mueve, dubujando círculos en su pecho.

Si fuera un poco más guarro le dirí que tranquilamente puede poner más mimos en otro sitio, pero fue criado como un caballero y mal que le pese eso es. Suspira, queriendo pensar en lgo más desagradable para calmar su embravecido miembro. Y lo primero que se le viene a la cabeza es Koda liando con algún travestido. Uhg.

{xDDDDDDDDDDD me causa gracia xD}

Hunde su rostro en su cuello, dejando sus labios allí. Con sus ojos cerrados y su dedo haciendo círculos distraídos sobre su piel.

{(A xD }

- Sabes lo que te haria de no tener la rodilla mal, cierto?- musita queriendo ignorar como cada poro de su ser la clama a gritos.

Ríe suavemente, asintiendo con la cabeza y rozando su nariz con la piel de su cuello. -Tu rodilla es mi heroe- bromea, contra su piel.

- Te odio, lo sabes tambien, cierto?- aprieta los labios, colando su mano en su piel a proposito, acariciandola por la spalda con su mano fria.

-Yo también te quiero- musita, sin poder evitar estremecerse con aquel contacto de su mano helada.