LLevaba apenas unas horas de "alta", con lo que se refería a estar fuera de ese maldito y estéril hospital. Tenía la imperiosa necesidad de estar lo más cerca de la cancha como le fuera posible, y allí estaba él, el liciado Hioga Gautier acostado en el centro del campo con su ipod en los oidos, escuchando el único tema en castellano que se sabía. Amarte a ti, de Arjona. Y él no era gay, sino un hermano demasiado comprometido. Avril, su hermana menor amaba al cantautor y él había pasado noches enteras oyendola cantar y solo ese tema había querido saberse. Ahora que la tenía tan lejos, lo más cercano a ella que encontraba era ese simple tema, que tanto le recordaba a su hermana y a otra mujer más. Lo repite una y otra vez.



Alza una ceja, manteniendo los ojos cerrados. Sí, él podría estar jugando tranquilamente, sino estuviera completamente jodido. Hace una honda mueca, frunciendo los labios, malhumorado.

Estaba por el campo de fútbol, paseandome, esperaba encontrar a Rob, a ver si saldría con Lil por ahí a la noche.
Vi a alguien en medio del campo, desde las gradas, entrecerré los ojos, y puse mi mano encima de estos, para ver mejor.

- ¡Eh, Gautier! - pregunté a mi "Gran amigo" cuando descubrí quien era - ¿Echándote una siestecita? - reí suave mientras bajaba al campo de juego. Me paré en la hierba, lejos de Hioga.

Estaba completamente enojado con ella, todavía no le cabía en la mente como había podido hacer aquello, él jamás había sido amigo del chusmerío barato de los pasillos pero por A o B siempre se enteraba de todas las estupideces que hacían parte del mundo del cotilleo. SUspira pesadamente, gruñe de a ratos, y el tema se repite por enésima vez en su ipod. Le da lo mismo, casi no le pone atención.



No es capaz de oir a nadie, por ende no sabe de que Sophie esta gritandole. Igualmente, para lo "simpatico" que anda desde que lo ingresaron una semana atrás a ella le convendría irse por donde vino, en fin.

Off: Encima que te aprecio, me echas... mal enemigo...¬¬U

Seguí caminando hacia él. Cuando llegué a su lado, vi que llevaba los cascos puestos. Suspiré, y soltando mis cosas en el verde césped, me senté a un metro de distáncia de él. Orden de alejamiento, si. Reí ante mi tonto pensamiento. Me quedé rompiendo hierbitas del césped, distraída, sin molestar a Gautier.

{Somos enemigos? o.ó}

Tenía los ojos fuertemente apretados, como su mandibula. Mientras más lo pensaba más odio le daba contra ella, y ni hablar contra el maldito estúpido del boxeador. Hecha un fiero gruñido, sentandose con brusquedad y un gran esfuerzo en la grama, su respiración se agita violenta, un espasmo. Mira a su alrededor y sus iracundos ojos cielo encuentran a Sophie, aparta su mirada de ella de nuevo, no le agradaba que la gente pensara que él tenía sentimientos realmente.



Todavía pensaba que lo mejor era hacer la rehabilitación en Francia, muy lejos de esa maldita academia que lo único que había hecho hasta ahora era darle un dolor de pelotas trás otro. Bufa, restregandose la nuca con más que rudeza, aún alterado de sus propios pensamientos.

Off: Vale, me confundí... XDD Pues... conocidos. lo pongo en relaciones xDDD

No me llegué a sobresaltar. Me quedé sentada, mirando como Hioga se alteraba. No sabia si era por mi culpa, pero me quedé quieta en la hierba, ya sin arrancar más hierbitas, con las manos en mis piernas cruzadas, dejé de mirar a Hioga, y miré a la nada.

xDDDD

Se queda en eterno silencio durante un buen rato, la mayoría de la gente allí le desagradaba, o así estaba él desde que andaba como un imbécil con esas muletas y más alejado de poder entrenar, ahora sentía que era imposible que le dieran el puesto de capitán. Y para colmo ella tenía que acostarse con aquel imbécil. Bufa, mirando su pierna rígida y con la rodilla completamente protegida, sería una proeza luego que él se pusiera de pie, pero era más orgulloso que racional, y lo haría solo sin duda.



Recuerda que no esta sólo, mira a la muchacha y apaga su ipod, manteniendo su hostíl y fría mirada en ella, sin llegar a reconocerla en ese mismo momento. Y si tenía que ser sincero, en ese momento a todos quienes reconocía era a Robert, con quien aún no se hablaba, Koda, las Gauthier y el maldito cabron imbecil de McCarthy.

Miré a Hioga a los ojos un momento. Luego desvié la mirada.

- Me enteré ayer... - dije - Te he visto, y quería preguntar... - callé - Supongo que estarás fatal, así que no me lo digas... - murmuré mirando al suelo.

Teniendo en cuenta que él había vuelto anoche, y que ella ya lo supiera eso decía que a esas horas todos sabían de la pelea y de que el estúpido capitan de fútbol de su secundaria estaba lesionado por la agarrada con McCarthy, pero se enorgullecía, seguramente que un lesionado hubiera tenido tal encuentro con un sano boxeador no había dejado tampoco en buen plan al malnacido ese.

- Ah, ya..- musita, sin siquiera querer poner mucho peso en las palabras de ella, para no cabrearse todavía más con la gente.

Me quedé ida por un momento, necesitaba saber, pues... la curiosidad picaba, como siempre.

- ¿Te quedó algúna consequiencia? - pregunté mirando hacia otro lado aún.

No me gustaba demasiado mirarle a los ojos, era la única persona, con la que yo, Sophie Smith, evitaba hacerlo. Era demasiado, me dejaba en estado de shock. Me inquietaba, me hacia pensar.

Sophie era ciega y tonta? Iba a preguntarselo pero lo mejor era dejar pasar esa gran duda puesto que apostaba su hombría a que si lo preguntaba ella lo castraba o le pisaba la rodilla mala. Mira significativamente las muletas que yacían a su lado, espondiendole en silencio.

- Tengo para cuatro meses de rehabilitación con muletas y luego con una venda.. me dolerá con la humedad y perderé todo un año, quitando eso debería estar saltando en un pie.. literalmente..- su francés siempre suave como un arrullo ahora sonaba duro y cargado de rabia.

Me quedé un poco helada por lo de el año sin jugar.

- Lo siento... - murmuré - Que... - iba a decir algo pero me lo callé para mí, que sería lo mejor.

Estaba furioso, y se notaba, miré al cielo, y luego a las gradas, posé mis ojos un momento fugaz sobre los suyos, pero los dejé quietos de nuevo en el césped, idos.

Vuelve a tumbarse, mirando las nubes. Si buscar figuras en ellas fuera una solución para su pena y cólera en lugar de anhelarla, realmente lo haría, pero sabía que no lo era. Se sabía y sentía como un condenado.

- Olvidalo, supongo que suele pasar y que debe haber al menos un ser que este más jodido que yo y merezca mucho más la lástima que ustedes me dedican..- murmur,a sin siquiera apartar la mirada del cielo- y no lo niegues, tengo mala la rodilla, no soy ciego y sé como me miran al pasar..- completa. No era imbécil.

- No debería importarte como te miran Hioga... - dije. Se me habia escapado, pero no me importaba - Iba a decir, ¿que porque Ryan te hizo eso? - pregunté algo insegura.

Sí le importaba, por el simple hecho que le jodía, le molestaba que lo hicieran porque lo hacá sentir debil y enfermo. Aprieta los dientes, sintiendolos rechinar. Cuenta hasta siete para calmarse y mandarla al diablo. Aún la mira de manera dura.

- Por que es un maldito maricón que no tiene códigos para luchar con nadie..- gruñe, y su voz destila el veneno que le corre por las venas en ese momento. Su mirada incluso es más oscura que siempre.

- Pues eso, desahogate - dije tumbándome en el suelo, cerrando los ojos.

Me quedé callada, sin hablar. En el fondo Gautier tenía razón, yo misma lo sabía. Ryan era un estúpido cuando se lo proponía. Abrí los ojos. Miré al cielo, y justo una nube tapó al sol, dejé los ojos abiertos, aprovechando que veía bien si el sol en mi cara.

Me había sorprendido que Hioga estuviera más... amargo que de costumbre. Su mirada, era de esas miradas que dicen que si las miradas matasen... Me entró un escalofrío y cerré los ojos de nuevo.

Pasa su mano derecha de manera distraida por entre la hierba del campo y por extraño que le parezca allí encuentra una pequeña piedra, que obviamente no debería andar allí. La aprieta en sus manos, con fuerza.

Desahogarse? Si quería realmente hacerlo debía ponerse de pie e ir a por el maldito cabrón de McCarthy y hacerlo trizas. Asegurarse de que nunca más pudiera utilizar de nuevo sus puños, ya que esa era una de las posibilidades para él. Ya no jugar fútbol. Ahora mismo debía hacer las cosas con muchísima rectitud y aún así no tenía la seguridad de poder volver al campo. Gruñe al pensar en eso, pasando por alto responder, sin darse cuenta.

Lo oí gruñir, pero pasé olímpiocamente. No me había contestado. Tenía sus razones el chico... McCarthy era un cabrón. Una mueca algo escondida se formó en mi rostro cuando pensé en ese estúpido chulo. Miré a Hioga de reojo. Volví a quedarme con los ojos cerrados. En mi interior, pensé que Hioga lo debía de estar pasando mal, pero que no le gustaría que la gente pensara así de él... Yo sabía que su orgullo no le permitía sentirse rebajado. Sacudí mi cabeza, y con una mano, distraída, continué arrancando hierbajos.

Respira muy despacio, queriendo pensr en otra cosa. Aunque era completamente imposible cuando eso era lo único que se pasaba por su cabeza, no tenía nada más importante que eso en su vida.

- Entonces... - dije aún con los ojos cerrados - ¿Has estado haciendo algo... hoy? - Madre mía, que pregunta más tonta había formulado... - Quiero decir... a parte de venir aquí con tu IPod... - dije señalándolo sin mirar aún - Porque habrán cosas que podrás hacer durante la recuperación... ¿no? - pregunté, y acto seguido bostecé.

Hasta el momento no había hallado nada que le interesante, solo se tiraba en el campo e iba a las caballerizas a pasar el rato con los caballos. Quitando eso dormía muy poco y comía nada practicamente, lo cual comenzaba a notarse luego de una semana. Niega a la pregunta de ella, su vida había pasado de gloria a mierda demasiado rápido como para hubiera podido reaccionar aún.

- No realmente..- murmura, en ese francés bajo y tan candencioso.

- Pues mal tío, mal... - dije abriendo los ojos de golpe - ...fatal... - me levanté, quedando sentada en el césped.

Miré a los fríos ojos que solían hacerme pensarme las cosas, y negué con la cabeza.

- ¿Es qué te crees que por que 4 medicuchos te digan 4 tonterías debes estar aquí tirado lamentándote, Hioga? - pregunté con los ojos entrecerrados - Por que si es así, siento decirte que te equivocas... - miré al césped de nuevo.

Alza una ceja, clavando sus inexpresivos y siempre frios ojos en ella, de un azul cobalto demasiado vibrante e intimidante.

- No estoy lamentandome..- le dice con algo apenas mas tenua que hosquedad. Él no le había pedido a nadie que lo acompañase mientras se dejaba estar en las canchas, inclso iba allí para evitar estar con alguien, mierda.

Y no lo quería admitir, pero ella, Sophie tenía toda la razón. Él que solía ser templario y completamente tenaz en este momento estaba deprimido por completo.

- Si lo haces - dije segura, contradiciendo - Lo que pasa, es que no te ves... - suspiré.

Miré a Hioga, que me miraba, me dio igual, por extraño que fuera. Intenté pensar en más cosas.

- Tu no eres de los que hacen que la gente se lamente... de hacer... cosas. - dije pensando en lo que decía - TÚ - dije marcando la palabra señalándolo con el dedo índice - Crees que a la gente le das lástima. O al menos, es lo que aparentas... - ladee la cabeza - ¡Pero no es así! Yo he salido a la calle, con una venda en la cabeza, ¡2 semanas! ¿Y qué? Nada... - reí, de mi misma. Si, soy así - No les das pena, pero si te vas escondiendo, arrastrando por ahí, das impresión de querer hacerlo...

Me volví a tumbar en el césped.

Se sienta mirandola de una manera completamente agresiva, cualquiea diria que a pesar de tener las costillas con un corsét y la rodilla vendada le saltaría encima de un momento a otro.

- Yo no me estoy escondiendo..- de cierta manera no lo hacía, simplemente estaba más huraño y psaba de la gente con más frecuencia- si voy a morir o no, no quiero que me molesten..- no lo decía más que metaforicamente, él saía que no moriría.

Suspira, llevandose ambas manos al rostro, respirando con fuerza allí. Los medicos se lo había dicho, no debía agitarse.