-Ese no es un juego divertido -se queja niño, mirándola. -Yo quiero saber que es lo que te tenía o te tiene mal, ahora -murmura entre dientes.

Me senté y lo miré mordiendome el labio. ¿Es que a los hombres no les cuesta explicar... cosas? Bufé y me aparté el pelo de la cara.

- Pues... pu-pues... cuando... - me paré a pensar en Lilah, y lo que habíamos hablado - Yo ya sabía que venías... y no sabía si estaba preparada, porque... cuando... cuando lo dejamos, me sentí mal durante mucho tiempo, y desconecté... entonces, te echaba tanto de menos que no sabía si podría mirarte cuando llegaras... - me tumbé de nuevo en la cama, mirando hacia el lado contrario.

Se queda mirándola fijo por un largo momento, sin verla en realidad. Aquello.. jamás hubiese pensado en eso. Pensaba que todo entre ellos estaba bien, pero parecía que se había equivocado nuevamente, y feo. -Yo... lo siento -es lo único que se atreve a salir de sus labios, fuertemente sellados ahora.

- No lo sientas, se pasó, tranquilo... - mentí.

Se lo dije a Lilah, pero ella vivía en su mundo, y no me escuchó. Me quedé en silencio, abrazandome las piernas aun tumbada.
Pensé en todo lo que había dicho a lo largo de mi vida, las cosas feas, las bonitas... esta, había sido la más dificil. Me mordí el labio, fuerte, me dolía pero me haría callar.

-No me gusta verte así, Soph -susurra, sincero. Se limita a recostarse a su lado, en silencio, sin saber si lo que pretende hacer ante eso es una buena o mala idea.

Me giré, dandome cuenta de que estaba a mi lado.

- Hola... - dije bajito - A mi no me gusta que me veas así... - me mordí el labio - No debería habertelo dicho... - musité.

-No seas tonta, Soph -pasa un brazo por su espalda, atrayéndola hacia él, dándole espacio a que se corra si eso es lo que quiere.

No me aparté, al contrario, me abrazé a él necesitada. Lo había echado de menos, y lo admitía. No sabía fingir con el. No era una pantalla de cine. Era Bram. Él mismo Bram que siempre me había llevado de cabeza a los líos, por estar locamente enamorada de él...

- Ya se que soy tonta... - musité con los ojos anegados en lágrimas.

-No digas idioteces, no lo eres -la regaña, abrazándola contra él con delicadeza. No se esperaba aquello, era más que obvio, su reacción lo decía a gritos. Pero vería que haría con ella. Aún no estaba seguro de nada, ni de su propia vida.

Reí suave. Me sentía bien así. Era como retroceder en el tiempo.

- Eres como un osito... - dje cerrando los ojos mientras reía.

Ríe entre dientes cuando la escucha, quedándose en silencio.

Me iba a dormir, pero no tenía mucho sueño para hacerlo. Necesitaba saber cosas, así que aún con los ojos cerrados, hablé:

- Bram... tú... - empezé - Bueno, tu estuviste bien, lo sé... pero... ¿pensaste en mi? - me sonrojé de nuevo - ¿Te arrepentiste?

Suspira al escuchar aquello. No quería escuchar ese interrogatorio en ese momento, pero podría soportarlo. Bien sabía que había andado de fiesta en fiesta. Pero sí había pensado en ella, y mucho. -He pensado bastante en ti -responde, enredando un dedo en un mechón de su cabello.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando enredó mi cabello. Sonreí inconsciente.

- Bien, ya no me siento tonta... - dije mirandole. Me sequé los ojos, los cuales casi dejaba que se derramaran mis lágrimas tontas, y sonreí.

Ríe suavemente, nuevamente sumiéndose en aquel silencio. No era incómodo, todo lo contrario. Le permitía pensar.

Me quedé en silencio. Todos los silencios eran, intranquilos, que ponian nerviosa a la gente, y demás... a mi me iban de perlas. Este me relajaba bastante. Me quedé con los ojos cerrados de nuevo, dejando mi cabeza junto a él, abrazandome de nuevo. Me estaba empezando a dormir.

Suspira, pensativo. No quería que ella sufriera, y menos por él. Pero aún era un crío idiota, no listo para algo totalmente serio. La observa de reojo, esbozando una pequeña sonrisa al verla así.

No me dormía, y no sabía porque. Vale, el porque era obvio, pero... debía dormirme ahora, para que estuviera así tiempo tendido y pudiera pensar.
Comencé a canturrear una canción bajito. Una canción que me gustaba un poco, pero que me aburria... a lo mejor así me dormía.

La escucha y sonríe. Cierra los ojos. No tenía sueño, sólo pretendía estar dormido.

Seguí cantando, cada vez más bajito.
Ya no sabía ni donde estaba. Pero aún seguía despierta. Con una mano me aferré más fuerte a Bram. Pensaba que era un osito. Lo tenía pensado, testaruda de mí. Con la otra mano, me rasqué la punta de la nariz, y la dejé quieta en la cama de nuevo.

Sonrie suave, sin moverse, para no perturbarla.

No sabía cuanto rato había dormido, o descansado, o... lo que fuera.
Abrí los ojos lentamente, y me encontré con los ojos cerrados de Bram. Sonreí y me mordí el labio. Lo tenía tan cerca que me habia sorprendido. Le pasé el dedo índice por la nariz. Reí bajito, y sin molestarlo apenas, me fui levantando de la cama.

Fácilmente, abre los ojos al sentirla removerse. Se limita a quedarse nuevamente en silencio, mirándola fijo.

Me levanté de donde estaba, y a gatas, me situé en el borde de la cama. Me senté, y me froté los ojos. Costumbre desde niña que no me abandona. Ladée el rostro mordiendome el labio, mirando si Bram me habia oído. Tenía los ojos abiertos.

- Buenas... - miré mi reloj - noches... - me sorprendí. Había dormido mucho. Sonreí de lado.

-Buenas noches -responde como si nada, con la tranquilidad en su voz. Desvía la vista al resto de su habitación. -¿No veníamos sólo a dejar las maletas aquí? -pregunta, riendo suave, divertido.